¿Recurso o necesidad?

La participación de los jóvenes en la sociedad.

Emanuel Sosa

9/18/2023

Hablemos sobre el concepto de juventud; de acuerdo con el Gobierno de México, el término que permite identificar el periodo de vida de una persona joven se ubica entre la infancia y la adultez, pues de acuerdo con la Ley del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), es entre los 12 a los 29 años, no obstante, también tiene que ver con un conjunto de características tan heterogéneas que sería imposible enlistarlas. En mi opinión, este es el periodo de la vida perfecto para ser imperfecto.

En estos últimos años, las juventudes han estado a la vista de todas y todos, incomodando, imponiendo, y sobre todo, aprendiendo a tomar un lugar que nos pertenece solo por la razón de existir y ser ciudadanos con derechos y obligaciones. Al decir esas palabras, no sólo buscamos dar hincapié a establecer nuevas normas ante la sociedad y exigir esos espacios, sino, se busca concientizar acerca de la verdadera importancia de la juventud en la sociedad. La tan famosa frase “Los jóvenes no son el futuro, sino el presente” nos lleva a preguntarnos…

¿Somos tomados en cuenta como un recurso o una necesidad?

Recordemos que la incorporación de nosotros, los jóvenes, a la sociedad siempre ha tenido límites por la falta de oportunidades sociales y laborales, a pesar de que ésta es la etapa clave para estar y tomar decisiones que afectan nuestras condiciones de vida que marcarán permanentemente las trayectorias y posibilidades de bienestar e integración social de cada uno de nosotros.

La Oficina del ACNUDH (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos) en sus investigaciones nos presenta los retos y las discriminaciones que más figuran para los jóvenes:

Participación: Los jóvenes están subrepresentados en las instituciones políticas, ya que menos del 2% de los parlamentarios del mundo tienen miembros de edades inferiores a los 30 años. Además, la edad mínima requerida para aspirar a un escaño parlamentario, y en particular para los puestos de máximo rango, no siempre coincide con la edad mínima requerida para ejercer el derecho al voto.

Transición de la escuela al mundo laboral: En el mundo entero, los jóvenes tienen tres veces más probabilidades de estar desempleados que los adultos. Cuando los jóvenes encuentran empleo, suelen afrontar condiciones laborales precarias (por ejemplo, contratos sin límite de horario) y por consiguiente carecen de empleo de calidad y no tienen acceso a la protección social.

Acceso a la atención sanitaria, incluida la salud y los derechos sexuales y reproductivos: En algunos países, el acceso de los jóvenes a servicios de salud sexual y reproductiva, tales como los bienes y servicios en materia de contracepción, está sujeto a la autorización de los padres. Allí donde los adolescentes no reciben información relativa a la salud sexual y reproductiva, su capacidad de tomar medidas para prevenir los embarazos indeseados o las infecciones de transmisión sexual se ve obstaculizada.

Objeción de conciencia al servicio militar: Aunque en el sistema internacional de derechos humanos existe un corpus de recomendaciones y jurisprudencia que va en aumento, algunos Estados no reconocen o no aplican cabalmente el derecho a la objeción de conciencia al servicio militar.

Jóvenes en situación de vulnerabilidad: Los jóvenes migrantes, comprendidos los que solicitan asilo o refugio, los que están en conflicto con la ley y los que tienen discapacidades, enfrentan problemas adicionales debido a su situación específica. La edad es una característica que a menudo coincide con otros vectores de discriminación y los agrava, lo que impide a muchos jóvenes el disfrute de oportunidades en términos de igualdad y equidad real.

A lo largo de la última década, fue notorio que las juventudes se han visto envueltas en una serie de cambios positivos, llegando a incomodar a los instituciones para así ser tomados en cuenta, obligándolos a generar espacios donde se consolida la importancia de las juventudes. Aún existen grandes retos para las instituciones, ya que no sirve darle un espacio a los jóvenes para que brinden ideas innovadoras si eventualmente serán apropiadas /presentadas como propias.

Ejemplos muy claros de lo anterior son los famosos ejercicios parlamentarios que se realizan a menudo, en los cuales se nos pide que formulemos una iniciativa de ley, que generemos una idea centralizada para ellos, después, le den forma y nombrarlas suyas, o bien, los famosos foros, donde acudimos a exponer lo que te gustaría que sucediera con nuestra política pública, con nuestras instituciones, dándoles las ideas sin recibir reconocimiento cuando ellos las implementan.

Las juventudes tenemos la capacidad de afrontar problemas serios, problemas de nuestra vida cotidiana, y quizá no tengamos la experiencia requerida para tomar altos cargos, pero si tenemos la capacidad, las ganas y la dedicación para formar parte activa de la toma de decisiones. Sin duda alguna el seguir incomodando a todos aquellos que no creen en nuestras convicciones será el hincapié para obtener lo que nos corresponde.

Emanuel Sosa.

Director de vinculación institucional de Proyecta Mx.