Oaxaca y políticas contra la desigualdad.

Hablar de Oaxaca en la actualidad es complicado; un estado megadiverso, pluriétnico, y multilingüe, como lo es el nuestro, representa un serio reto para la administración pública, pero la buena implementación de ésta puede permitir el desarrollo de las distintas regiones y cambiar drásticamente la actividad económica de municipio en municipio, de agencia en agencia, sin que estos se encuentren a gran distancia.

Oaxaca ha pasado por su mejor trimestre hablando en materia de actividad económica regional, y esto tiene que ver con la implementación de proyectos como el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y la construcción de la autopista que va desde Puerto Escondido a la Ciudad de Oaxaca.

No hay duda de que estas medidas, tomadas por el Gobierno del Estado, ayudan a que Oaxaca crezca en sus indicadores, pero una interrogante no puede pasar desapercibida;

¿Estas políticas implementadas son suficientes para acortar la brecha de desigualdad entre las y los oaxaqueños?

Si bien, en este trimestre tuvimos un crecimiento del 6%, superior al crecimiento del norte del país por primera vez, que fue de 1.9%, (según datos de Banxico), esto no garantizará a los oaxaqueños un mejoramiento en su calidad de vida.

Por ejemplo, desde hace años existen organizaciones civiles como SOS Puerto - que ve por el desarrollo amigable de Puerto Escondido - que ha realizado observaciones y propuestas a la autoridad de cómo debería ser explotado este destino turístico para beneficio equitativo de los habitantes que no han recibido mucho a cambio, más que descalificaciones en las conferencias de prensa del gobernador del Estado, Salomón Jara Cruz; También es importante mencionar las paupérrimas condiciones en las que se encuentra el drenaje, que en los últimos días se desbordó, son muestra y prueba del abandono que ha sufrido este lugar tan simbólico para la costa oaxaqueña.

Estas demandas deberían ser resueltas previo a la ampliación del aeropuerto y la conclusión de la autopista, pues estos megaproyectos solo atraerán más personas a este destino, y aumentarán la desigualdad como ya lo ha hecho la gentrificación que ha tomado lugar en Puerto Escondido.

La “izquierda oaxaqueña” tiene un pensamiento no muy de acuerdo con lo que, en teoría, representa esta ideología, pues más bien pareciera que gobiernan como administraciones anteriores, como “los de antes”, quienes se regían bajo la perspectiva de que si les va bien a los empresarios, como resultado le irá bien a los ciudadanos, y están empeñados en vender terrenos que estaban en el dominio de la comunidad, como Punta Colorada, que es el último espacio virgen de este destino turístico que se pretende entregar a portugueses para su explotación, desplazando y segregando aún más a la población.

Esto solo mencionar algunos ejemplos, pues existen muchas otras dificultades derivadas de este crecimiento, como se le podría decir burdamente “a lo tonto”, sin una planificación adecuada, sin una visión social, y que ha hecho inaccesible disfrutar de Oaxaca a muchos de los propios Oaxaqueños.

También, se habla mucho de “abrirle la puerta de Oaxaca al mundo”, sin embargo, la consecuencia es cerrarla a los mismos oaxaqueños, ya que cada vez hay más de Oaxaca en el mundo y menos Oaxaca para quienes ahí vivimos.

Oaxaca tiene una oportunidad, después de tantos años, de acortar su brecha de desigualdad, pero si se siguen aplicando las mismas fórmulas que solo han demostrado ser empobrecedoras, prácticas neoliberales que ponen en riesgo el patrimonio de los oaxaqueños, pues sin la atención a un desarrollo correcto de las diferentes actividades económicas, podríamos ver este sueño que tanto merecemos alejarse una vez más.

Debemos tener en cuenta que Oaxaca es el estado más heterogéneo de México, por lo tanto, necesita políticas públicas de acuerdo a sus necesidades que no deben ser para nada basadas en lo que ha funcionado a otros estados de la federación, pues necesario considerar que la inversión de capital extranjero es necesaria, pero no debe ser vista como la única forma de desarrollo, ya que debe ser complementada con el desarrollo de actividades económicas regionales que están muy descuidadas, como la agricultura, ganadería, pesca, por mencionar solo algunos ejemplos.

De esta manera, vemos cómo las políticas públicas implementadas en este último sexenio han derivado en crecimiento, pero no necesariamente se traducirá en bienestar, pues sin la participación de todos nosotros, como pueblo, estamos condenados a repetir la historia que persigue a nuestro estado; la historia de la marginación y la desigualdad.

Yair Santiago.

Estudiante de Ciencias políticas de la BUAP.