Con Sabor a costa.
Conoce el trabajo y la historia de esta casa productora.
Celeste Torres
9/18/2023
¿En dónde quedaba la enjundia y escapismo que representa nuestra región?
No conformes con lo anterior, identificaron y tomaron una oportunidad de contribuir a su comunidad mientras exploraban su talento; Ambos son grandes apasionados de la fotografía, el diseño, y la creación de productos audiovisuales, razón por la que decidieron contar historias a través de sus lentes, en las que se viera reflejada fielmente la esencia de su tierra y de su gente.
Bautizaron su idea, llamándola Sabor a Costa, y la materializaron con un perfil de Instagram al que nutrían periódicamente con fotografías y videos capturados con sus propios teléfonos celulares. En su feed, mostraban la cotidianidad de la vida costeña, así como sus costumbres, tradiciones, y hasta sus especies endémicas de plantas y animales.
Flores, edificaciones, paisajes, comida, y fiestas; todo lo mostraban desde la perspectiva y convicción de una iniciativa de costeños, para costeños.
Al cabo de un tiempo, también se convirtieron en una plataforma de visibilización de emprendimientos, tanto de jóvenes como de adultos.
Pasaron los meses, y por azares del destino, la página comenzó a perder la continuidad en sus publicaciones, sin embargo, el proyecto llamó la atención de Sara Z. Clavel, una joven amiga de ambos, igualmente costeña y originaria de Pinotepa Nacional, quien siempre ha sido una apasionada a la idea de devolverle a su tierra todo lo que esta le ha dado.
La llegada de Sara impulsó al proyecto, no solo a retomar la idea que había sido abordada desde un principio, sino, a replantearla, pero teniendo como guía el mismo objetivo; compartir la costa de Oaxaca con el mundo, pero, sobre todo, con las y los costeños.
A partir de ese momento, Sabor a Costa ya aspiraba a crear contenido con mayor calidad de producción y valor individual, y al cabo de un tiempo, fue re-catalogada como casa productora, pues comenzó a ser un proyecto que buscaba vida dar a otros proyectos cuyo impacto y alcance abordarían por sí mismos problemáticas y temas en específico; el primero de ellos fue Las Hijas de la Lluvia.
La triada identificó la ausencia de representantes femeninas ocupando cargos de tipo público o político, sin embargo, al haber sido criados en la costa, eran conscientes de que el liderazgo femenino no era inexistente, sino invisibilizado.
Decididos a profundizar particularmente en esta problemática, indagaron en las formas de materializar la idea, considerando muchas opciones, pero al final, apostando a una narrativa transmedia con un producto híbrido que combina la practicidad de un libro impreso con la modernidad de material audiovisuales; un libro interactivo. El equipo se puso manos a la obra, y el primer paso para que este proyecto funcionara era integrar a más personas con las que compartieran sintonía.
Al proyecto se integraron Celeste Torres y Yair Santiago, igualmente costeños y con gran hambre de crear, compartir, y sobre todo, aportar.
Eventualmente, se sumaron al proyecto tres nuevos y valiosos elementos; Diego Velasco, que también es originario de la costa, pero de la tierra vecina de Pinotepa, Jamiltepec; y Sebastián Guerra y Emanuel Sosa, dos jóvenes oriundos de los Valles Centrales de Oaxaca que, enamorados de la cultura costeña y sus tradiciones, no dudaron en integrarse al equipo de Sabor a Costa.
Es casi un sueño del que no queremos despertar que un proyecto con la influencia e impacto como Las Hijas de la Lluvia haya sido la forma de presentar a Sabor a Costa ante el mundo como una casa productora, y pensar que este es solo el inicio nos llena de inspiración, entusiasmo, y sobre todo, motivación, para que cada proyecto venidero sea emprendido con más sabiduría, conocimiento, y experiencia, pero con intacta perseverancia y compromiso a con nuestra tierra.
Las Hijas de la Lluvia narra la historia de 10 mujeres costeñas; 5 de ellas de raza indígena, y 5 afrodescendientes. Bravas y aguerridas, que a pesar de vivir y desenvolverse en un sistema que las ha abandonado y dejado en las sombras por tanto tiempo, han encontrado la forma de brillar por sí mismas y, a su vez, compartir de ese brillo mientras inspiran y motivan a otras mujeres y sus comunidades en general a buscar el propio.
Emprendedoras, activistas, y políticas, este es el calibre de lideresas que acuna la costa de Oaxaca, y que, a pesar de nunca haber buscado el reconocimiento o admiración de nadie, se los han ganado a pulso.
Sabor a Costa tuvo el gusto de conocer el gallardo corazón de estas admirables mujeres, y agradece profundamente el compromiso que nos encomienda la confianza depositada en sus manos para funcionar como un megáfono a sus voces.
Ser joven es una experiencia extraña; por momentos, puedes llegar a sentir que tienes el mundo y las llaves del cambio en la palma de tus manos, y al siguiente, te sientes invadido por la temerosa incertidumbre de no conocer tu propósito, o tu motivo.
Pero lo importante y más extraordinario de ser joven es saber qué hacer con esos momentos de lucidez e inspiración en los que nos sentimos invencibles y llenos de creatividad positiva, altruista, y llenadera, porque es ahí, en la lucidez, cuando las mejores ideas nacen.
El proyecto Sabor a Costa inició como un momento de lucidez, una idea planteada por dos jóvenes costeños oriundos de Pinotepa Nacional, Francisco Heras y Giovanny Vargas, en resplandecía la chispa del ansia por mostrar al mundo lo que verdaderamente es la Costa de Oaxaca, pues coincidieron en que la visibilización de la cultura, tradiciones y problemáticas era carente; muchos proyectos y poco corazón era lo que se encontraba de primera mano.